Empoderando a las niñas a través de la educación digital: la trayectoria de la hermana Clementina Phiri

La hermana Clementina Phiri comenzó a enseñar en la escuela secundaria para niñas Kaseye en 2007 antes de convertirse en directora en 2016.

Ha visto a las jóvenes de la escuela progresar a pasos agigantados en los últimos años gracias a la introducción de la educación digital, pero todavía queda mucho trabajo por hacer.

La hermana Clementina se graduó en 1991 y estudió en Malawi y en el vecino Kenia. Inicialmente, soñaba con ser enfermera.

Sin embargo, la docencia corría por sus venas, ya que sus padres eran maestros de escuela primaria, lo que la inspiró a dedicarse a los jóvenes.

Reflexionando sobre las diferencias que se les ofrecen a las niñas que estudian en la Escuela Secundaria Kaseye, gracias a Internet, en comparación con sus estudios en el distrito de Kasungu en el centro de Malawi, la hermana Clementina dijo: “En este momento tienen muchos más recursos para ayudarlas a aprender, mientras que en mi época uno solo dependía del maestro y de los libros que había.

“Lejos del profesor, los estudiantes pueden obtener información de Internet, de libros y de sus amigos en las redes sociales”.

Al elogiar las redes sociales entre los jóvenes malauíes, la hermana Clementina destacó sus efectos visiblemente positivos al conectar las zonas rurales de su país con el resto del mundo.

Ella continuó: “Aprenden mucho de otras culturas que las que teníamos antes, porque el hecho de que puedan interactuar a través de las redes sociales significa que es fácil interactuar con personas de diferentes partes del mundo y aprender cosas diferentes de las personas con las que interactúan, algo que no existía en mi época”.

Al relatar su primera interacción con la tecnología digital, la Hermana Clementina utilizó por primera vez una computadora en 1997 cuando un misionero europeo estaba capacitando a jóvenes sobre cómo usar las TIC en una escuela cercana.

Sin embargo, pasaron más de dos décadas para que las computadoras llegaran a la Escuela Secundaria de Niñas Kaseye, y ahora la escuela cuenta con 30 computadoras de escritorio.

En 2019, Next Generation Africa instaló una biblioteca digital que permitió a los jóvenes comenzar a tener acceso a la información a pesar de no estar conectados a Internet en ese momento.

Después de varios años, en 2022, la Hermana Clementina se enteró del software Xulendo, que tuvo un impacto inmediato en los estudiantes.

“Los resultados del curso 2022/2023 fueron fantásticos; todos los estudiantes aprobaron los exámenes nacionales con gran éxito”.

Sin embargo, a pesar de ser una prestigiosa escuela secundaria nacional, en la que los estudiantes son internos, las niñas de Kaseye se enfrentan a numerosos desafíos.

“Las niñas provienen de familias de ingresos medios, por lo que sus finanzas diarias, si tomamos el promedio, la mayoría de ellas ganan menos de un dólar al día, y aun así tienen familias numerosas que deben mantener, esto es un desafío para las jóvenes porque significa que los padres no pueden cubrir sus necesidades”, explicó la hermana Clementina.

“Necesitan cuotas escolares, ropa, materiales de enseñanza y aprendizaje, pero los padres no pueden costearlas, y peor aún, es que como para nuestra escuela necesitan pagar cuotas escolares, significa que les preguntamos a los estudiantes '¿pueden llamar a sus padres para las cuotas escolares?' porque están atrasados.

“A medida que las niñas crecen y se convierten en adolescentes, necesitan verse elegantes, pero sus padres no pueden permitírselo, lo cual luego les afecta; algunas podrían desear pedirle a quienes sí lo tienen, pero eso no es saludable para ellas”.

Algunas organizaciones ayudan a las niñas con los gastos escolares y los materiales, pero esto no es suficiente: las niñas dependen unas de otras para apoyarse económicamente.

“En la escuela, en general, les enseñamos que, al menos, deben cuidar de sus hermanas”, dijo la hermana Clementina. “Cuando iniciamos el trimestre, se convierte en una rutina para ellos: aportan lo que pueden, ya sea una pastilla de jabón, jabón en polvo, material de escritura, todo lo que pueden aportar se junta y se comparte con los estudiantes más necesitados de la escuela”.

Además de las barreras financieras, que a menudo dejan a las niñas sin poder viajar de regreso a casa después del período escolar y algunas viven a 500 kilómetros de distancia sin poder afrontar los costos de transporte, también existen desafíos sociales.

“Algunos niños provienen de familias rotas, lo que repercute en su educación porque en lugar de concentrarse en sus estudios a veces se preocupan por su madre o su padre, lo que también les afecta”.

La hermana Clementina explicó que algunos de los más de 340 estudiantes también son huérfanos.

Los hogares en los que los acogen, a menudo, no pueden atender ni a ellos ni a los hijos biológicos de sus tutores.

Sin embargo, el impacto que tanto Xulendo como las clases de computación están teniendo en los estudiantes no sólo los ayuda académicamente, sino que hay un impacto psicológico positivo que la directora nota al verlos disfrutar de cada oportunidad de interactuar con la tecnología digital.

Hablando sobre las clases de computación, reflexionó: “Saben que deben ser puntuales porque saben que tienen tiempo limitado; algunos incluso se saltan sus comidas para poder acceder a la información, porque están muy emocionados”.

Reconociendo que si bien el enfoque “orientado al programa de estudios” de Xulendo tiene un impacto positivo, señala que su sueño sería que el programa estuviera disponible para estudiantes de último año y que la escuela tuviera más computadoras debido al tiempo limitado de clases.

Al reflexionar sobre su propia experiencia al familiarizarse con la tecnología, la hermana Clementina bromeó: "Puedo comprender las cosas, pero no tan rápido como los jóvenes, así que aun así me emociono [cuando lo hago] y me siento bien de poder hacer las cosas sola".


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