La tecnología como catalizador: la historia de Kennedy sobre la transformación de la educación en Malawi
Kennedy, profesor de informática y habilidades para la vida en Karonga, Malawi, tiene claro el impacto que Xulendo ha tenido en su escuela. "Sueño con que todos en Malawi tengan acceso a internet", dice. "Xulendo me inspira, me da esperanza".
Kennedy no siempre se ha dedicado a la docencia. Aunque siempre le ha interesado, primero se sintió atraído por una carrera en las TIC. Puede que no tuviera acceso a computadoras en la escuela, pero le fascinaba experimentar con una vieja que tenía en casa y le atraían los aspectos prácticos de la industria: «Parecía algo que realmente podía usarse para resolver problemas», señala. «Siempre sentí que las computadoras podían resolver mucho más».
Creció en Blantyre, en el sur de Malawi, y asistió a la escuela y la universidad allí, antes de dejar la universidad en 2015. Tres años más tarde, después de disfrutar de la enseñanza en la iglesia, cambió su carrera y recientemente llegó a su escuela en Karonga, que es parte del programa Xulendo de Next Generation Africa.
Tiene claros los mayores desafíos de su ciudad y del país en su conjunto, y lamenta que muchas familias no puedan enviar a sus hijos a la escuela. Quienes sí pueden, a menudo, no pueden acceder a los recursos educativos necesarios. "Muchos niños terminan viviendo en la calle", suspira Kennedy.
Sin embargo, cuando se implementan programas como Xulendo, tiene claros los beneficios. Aunque la escuela tiene más de 500 estudiantes, hay 50 computadoras para que los alumnos las usen y los horarios están cuidadosamente organizados para que todos tengan acceso a internet y a los recursos que necesitan.
Las computadoras ofrecen beneficios evidentes, como la investigación, materiales didácticos más atractivos y más recursos. Sin embargo, Kennedy elogia las virtudes del enfoque personalizado de Xulendo. "Xulendo está diseñado específicamente para nuestro currículo", afirma, "los estudiantes aprenden cosas relevantes para ellos". La diferencia con respecto al año pasado, cuando el internet lento y poco fiable solo estaba disponible para el profesorado, es abismal. "Ahora los estudiantes pueden ir a la biblioteca e investigar... e incluso imprimir algunos documentos", añade Kennedy.
Además de ayudar a enseñar otras asignaturas con mayor eficacia, las 50 computadoras permiten a Kennedy enseñar las TIC como una asignatura propia. Insta a los estudiantes a no considerar la asignatura como algo para aprobar los exámenes, sino como una herramienta útil.
A pesar del éxito del programa en su escuela, Kennedy aún duda de cuánto más necesita crecer la infraestructura digital de Malawi. Señala que «hay pueblos donde la gente ni siquiera sabe qué es una computadora» y sugiere que la brecha de género en las TI se debe, en parte, a que «muchas mujeres solo tocan una computadora por primera vez a los 24 años. Tiene que ser mucho antes», concluye.
Está claro que queda un largo camino por recorrer antes de que todos en Malawi tengan el acceso a Internet que necesitan, pero Kennedy y su escuela en Karanga muestran la gran diferencia que puede marcar.